Cuando Sony anunció por primera vez su entrada en el mercado de sistemas de lentes intercambiables sin espejo de fotograma completo (digamos que tres veces más rápido) con las cámaras a7 y a7R, fui uno de los primeros en hacer mi pedido anticipado. No podía esperar a beneficiarme de una cámara de fotograma completo que tuviera un volumen significativamente menor que mi Canon EOS 5D Mark IV. Y, durante un tiempo, esa pequeña cámara me sirvió bien, aunque plagada de pequeños errores y problemas que son tan frecuentes en los nuevos modelos de cámara, pero Sony fue bastante rápido en iterar al lanzar con frecuencia modelos actualizados, dejando a sus predecesores en mi estante recogiendo polvo.
Mi respuesta típica cuando se trata de equipo de cámara» retirado » es venderlo. ¿Por qué no tratar de recuperar parte del dinero gastado, verdad? Pero, mientras me preparaba para listar mi Sony a7 original, un amigo me dio una idea alternativa: ¿Por qué no convertirlo a infrarrojos? Admito que al principio me gustó un poco la sugerencia, teniendo en cuenta la edad del a7, pero cuando vi lo poco que podía conseguir vendiéndolo, la idea de conversión se hizo más atractiva. Por supuesto, requería invertir aún más dinero en una cámara que ya llevaba mucho tiempo en el diente, pero el proceso es relativamente económico en comparación con el costo de una cámara nueva, y los resultados se han devuelto con dividendos gracias a las oportunidades creativas que expuso.
Hay algunas compañías que convertirán su cámara a infrarrojo (LifePixel es uno), que es un proceso permanente que implica colocar un filtro infrarrojo directamente encima del sensor de la cámara. Por lo general, tendrá la opción de elegir qué filtro de densidad desea, y hay opciones de infrarrojos en blanco y negro y en color. Recomiendo encarecidamente hacer su investigación antes de elegir, ya que es una decisión de una sola vez. En mi caso, opté por un filtro que permite una pequeña cantidad de color a través. Las fotos resultantes son bastante únicas, pero la verdadera magia ocurre cuando aplicas técnicas de edición específicas orientadas a imágenes infrarrojas. El material orgánico, como los pétalos y las hojas (e incluso la piel), adquiere un aspecto blanco brillante y suave que contrasta maravillosamente con el resto de la escena.
Si tiene una cámara digital que ha estado acumulando polvo, en lugar de venderla, considere convertirla a infrarrojos y darle nueva vida. En todo caso, es una manera perfecta de cambiar lo que se dispara y cómo se dispara, porque el infrarrojo es realmente una bestia fotográfica completamente diferente.
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