Del latín capacitas, la capacidad es la facultad de algo de albergar ciertas cosas dentro de un marco limitado de alguna forma. Por ejemplo: «La capacidad del estadio se colmó en poco más de una hora», «Todavía tenemos que cargar dos bolsos, pero el baúl ya no tiene más capacidad», «Esta jarra tiene una capacidad de dos litros», «Creo que estamos a punto de agotar la capacidad del depósito».
En el ámbito de las ciencias se habla de distintos tipos de capacidades. La capacidad eléctrica se define como la propiedad de los capacitores (o condensadores) que establece el vínculo entre la diferencia de tensión (diferencia de potencial) de las placas del capacitor y la carga eléctrica guardada en éste.
La capacidad calorífica, por otra parte, es la división entre la cantidad de energía que se transfiere a un sistema o cuerpo en un procedimiento y la modificación de temperatura que registra.
Capacidad, por otra parte, es la destreza, la habilidad y la idoneidad que permite a una persona completar con éxito una tarea: «Es un hombre de una gran capacidad que merece una oportunidad para dirigir la empresa», «El señor no tiene la capacidad suficiente para resolver un problema semejante», «Nadie puso en duda tu capacidad, pero lo cierto es que no cuentas con experiencia para solucionar esto».
Si bien a menudo se confunde este término con «talento», es necesario aclarar las diferencias entre ambos, así como las particularidades de este último, que también suele ser incomprendido. La capacidad se entiende como las condiciones que una persona reúne para aprender y cultivar distintos campos del conocimiento, entendida como una serie de herramientas naturales, hayan sido utilizadas por ella o no. Así como en su acepción referida a un recipiente o una piscina, habla del espacio disponible para acumular y desarrollar conceptos y habilidades.
Es muy común hablar de capacidad en un sentido general, aun cuando el tema de la conversación es una disciplina en particular. Y es que en realidad, si bien no es incorrecto decir que «alguien tiene mucha capacidad para tocar el piano», este concepto es más amplio, y debería usarse para describir la flexibilidad mental de una persona, cuánta facilidad demuestra a la hora de enfrentarse a un nuevo reto intelectual, sea cual sea. Es aquí donde se confunde con talento.
El talento sí se asocia a una actividad o área del conocimiento en particular, aunque existen diversas formas de entenderlo. La más común es utilizarlo como sinónimo de aptitud, refiriéndose a esa porción de la capacidad de una persona que sirva específicamente para interiorizar un concepto o disciplina (por ejemplo: tocar el piano). Por otro lado, existen quienes consideran que el talento es el conjunto formado por las habilidades naturales, la dedicación para aprender y mejorar, y el resultado obtenido luego de un tiempo de trabajo intenso.
Ciertamente, los seres humanos desperdiciamos la mayor parte de nuestra capacidad mental, conformándonos con un pequeño porcentaje, suficiente para emular las vidas de nuestros mayores, mientras nos hacemos creer que construimos nuestro propio camino. Fuera de los estudios científicos que se esfuerzan en traducir estas cuestiones en números, muchas veces sucede que descubrimos habilidades en nosotros mismos que jamás habíamos explorado antes, y al embarcarnos en la aventura que representa aprender y especializarse, vamos conociéndonos más, entendiendo que nuestros límites están mucho más lejos de lo que pensábamos.
Para el derecho, la capacidad jurídica es la aptitud de un sujeto para ejercer la titularidad de obligaciones y derechos en forma personal. La capacidad de obrar, por otra parte, es la facultad jurídica que establece la eficacia de las acciones llevadas a cabo según el estado civil del individuo.