El Cristo de La Habana

El Cristo de La Habana

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Mientras estás en La Habana, el Cristo de la Ciudad te espera.

Asomado de la bahía de La Habana con el signo de bendición perenne se encuentra el Cristo de Havanas, otro de los símbolos de la ciudad. Cuando visitas la capital caribeña es uno de los espacios que no puedes perderte.

Es una escultura monumental de veinte metros de altura y su imagen provoca respeto y reverencia para los turistas. Al pasar por La Habana, no puede dejar de visitarla con familiares y amigos y tomarse fotos frente a la inmensidad del paisaje marítimo y urbano. Te invitamos a conocer parte de su historia.

Historia.

Una promesa religiosa fue la causa de que hoy podamos disfrutar de esta maravillosa obra en un cerro de La Cabaña. Tiene un poco que ver con la historia del país. Después del asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, la primera dama del país, esposa de Fulgencio Batista, desesperada y temiendo por la vida de su esposo, prometió erigir una imagen de Cristo que se pudiera ver desde cualquier lugar de la ciudad rural si permanecía vivo.

Así sucedió, Fulgencio Batista sobrevivió y se lanzó la convocatoria para el concurso llamado Havanas Christ. Se creó una comisión para recaudar fondos y así pagar el proyecto ganador y la posterior ejecución de la obra. Martha Fernández Miranda, la Primera Dama logró recaudar 200.000 pesos.

El Cristo de La Habana, una idea de Jilma Madera.

La autoría de esta obra se atribuye a la escultora cubana Jilma Madera, quien presentó su boceto al concurso y simplemente lo ganó.

Se ha hablado mucho de la controvertida imagen del Cristo con labios exquisitos y ojos oblicuos, pero afirmó que la ideó de acuerdo con la mezcla de razas de Cuba y en su propio ideal de masculinidad. Otros afirman que el Cristo tiene la imagen de un hombre con el que tuvo una historia de amor importante.

¿Cómo está el Cristo de La Habana?

El Cristo de La Habana ubicado en la localidad de Casablanca, representa a Jesús de Nazaret a través de una escultura, obra de la escultora Pinar del Río Jilma Madera.

Curioso es el hecho de que no tiene los brazos abiertos como los representantes de Río de Janeiro, Angola o Portugal, bendice con una mano, la otra en el pecho y, según su autor, tiene los pies en la tierra.

Otra anécdota curiosa proviene de sus cuencas vacías. Dicen que Batista hizo una visita al lugar y le dijo a Jilma que parecía perfecto excepto por los ojos inexpresivos. El autor le dijo que estaba equivocado y que si se hubiera detenido a echar un vistazo a pocos metros de distancia se daría cuenta de que en realidad lo estaba mirando.

La imagen fue realizada en mármol de Carrara y tiene 20 metros de altura. Uno se pregunta cómo algo tan grande puede aguantar 51 metros sobre el nivel del mar y pesar 320 toneladas.

Pero ahí está, porque se tomaron todas las medidas para concebirlo, incluso los detalles más pequeños fueron supervisados por Jilma.

El Cristo está sobre una base de 3 metros y se compone de 67 piezas que fueron traídas de Italia. Allí fue esculpida y también bendecida por el Papa Pío XII.

Montaje.

Montar la escultura no fue una tarea fácil. Primero, porque no se podía hacer de una sola pieza. Para completar esta obra colosal, se utilizaron casi 320 toneladas de mármol blanco de Carrara, con 67 piezas que se superponen en el interior.

Una grúa y el trabajo preciso de más de una docena de hombres se utilizaron para este propósito. La base es de tres metros de profundidad y en el centro se levantó un marco de varillas, que se refinan en el torso y en el que se insertó una viga de acero que se extiende hasta la cabeza.

Cada pieza de mármol se ató con tensores de acero a la estructura central y en el espacio vacío se llenó de hormigón después de haber comprobado el nivel y ajuste de cada capa horizontal.

Cabe destacar una vez más, que desde su ubicación se puede disfrutar de una de las vistas más hermosas de La Habana y en la que se puede ver el paso de grandes barcos y las pequeñas embarcaciones de pasajeros que transportan a los vecinos a ambos lados de la bahía.

Fue inaugurado el 25 de diciembre de 1958, con la presencia de Fulgencio Batista.

Reparaciones.

Sucedió que un trabajo a tal altura y con la consecuencia de tormentas eléctricas en el Caribe, no se instaló un pararrayos. Pero Jilma, siempre con visión de futuro, trajo consigo desde Italia una pieza adicional, en caso de que fuera necesaria en algún momento.

En 1961 se anunció a través de los medios de televisión que después de prolongadas tormentas eléctricas, un rayo había golpeado y atravesado la cabeza del Cristo en su espalda.

Rápidamente Jilma, en trabajo conjunto con los bomberos, subió y pudo reconstruir el segmento dañado para que la lluvia no dañara el interior. Esta reparación tomó cinco meses. Nuevas descargas eléctricas dañaron el trabajo. Otro en 1962 y 1986 respectivamente y para este último se localizó un pararrayos.

Este último contó con el apoyo de diversas instituciones religiosas que asumieron la inversión y ejecución, pero no fue avalado por criterios especializados y no utilizó materiales factibles.

Ya en 2012 se previó la posibilidad de colapso y esto obligó a una nueva reparación. La Dirección del Complejo Museístico Morro-Cabaña, el MINFAR y Defensa Civil y el Grupo Inversionista OHC participaron en este, esta vez en mayor profundidad y con los materiales adecuados.

Premios y distinciones.

Premio Nacional de Restauración 2013

El Cristo de La Habana recibió el Premio Nacional de Restauración 2013 el 18 de abril de ese mismo año. Premiado por un jurado por el trabajo de investigación científica excepcional y riguroso, por el diagnóstico preciso y la intervención restauradora integral de un monumento escultórico de dimensiones excepcionales y por haber rescatado con absoluto rigor un hito importante de la ciudad y su panorama.

También recibió los premios ICOMOS-Cuba y DOCOMOMO-Cuba 2013.

Monumento Nacional.

También por sus valores artísticos, y por convertirse en un símbolo del paisaje de la bahía y un icono de altas raíces populares en la identidad de la capital, fue declarado Monumento Nacional el 6 de noviembre de 2017.

Curiosidades.

Periódicos y monedas entre otros objetos de la época fueron enterrados en la base del monumento por su autor.

Para dar la impresión de mirar a todos desde cualquier lugar, la escultura dejó al Cristo con los ojos vacíos.

El Cristo lleva chanclas para poner la puntera, similares a las que el autor utilizó durante todo el proyecto y que fueron tomadas como modelo.

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