Emo

También llamada la tribu de los adolescentes tristes, los emo (abreviatura de la palabra emotional en inglés) son jóvenes de clase media que rechazan a sus padres y a la sociedad. Vestidos de negro, muy maquillados los ojos y uno tapado por el flequillo, el rostro reflejando palidez, la mirada triste, muchos de ellos se autoflagelan para exteriorizar su dolor.

De peinados estrafalarios y modales afeminados, cuidan su estética como lo hacen los metrosexuales. Generalmente muy delgados, usan el pelo largo tapando parte de su rostro para mostrar que la sociedad no les gusta y no quieren verla.

Chico emo

Los emos, tribu urbana con adeptos en todo el mundo, se victimizan y autodefinen sensibles e incomprendidos por la sociedad que los hace sentir discriminados. Viven en permanente depresión y expresan un estado de su alma en forma compartida con la tribu, para no corroerse en la desolación que sienten en su vida personal.

Los jóvenes que pertenecen a la tribu de los emo usan tatuajes, piercing y accesorios fluo para romper la rutina del negro de sus ropas. Muchos de ellos realizan prácticas oscuras como cortarse la piel y subir a Internet videos mostrando cómo cortan sus brazos. Algunas parejas se cortan el cuerpo con las mismas marcas como símbolo de unión, con el riesgo que implica para su salud en tiempos del sida.

Algunos emos son tratados despectivamente como «posers», o pura pose según el criterio de los emos que se consideran «genuinos». Las películas de Tim Burton, como «El extraño mundo de Jack» son especialmente admiradas por la tribu y sus figuras decoran sus prendas, al igual que las calaveras y los corazones rotos.

El movimiento emo proviene del rock punk de Washington de mediados de la década de los 80, originalmente basado en la música hardcore melódica agresiva. Se ha expandido a muchas culturas y estilos, desde el rock indie hasta el pop punk. En la actualidad su música es más comercial, escuchan grupos musicales como 30 Seconds to Mars, Panic! at the Disco y My Chemical Romance.

El fenómeno de la subcultura emo, con su estilo de vida derrotista y depresivo, representa una de las tantas maneras que los adolescentes hallaron en el proceso de definir y descubrir su identidad.

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