Aunque fundada por Fray Antonio de Olivares y los indios Papayas en 1718, El Álamo, en San Antonio (Texas), es conocido por la cruenta batalla que se produjo durante la Revolución de Texas de 1836 y enfrentó al ejército mexicano con los independentistas texanos, entre los que había americanos anglosajones, pero también soldados mexico americanos.
Casi dos siglos después de que la muerte se cebase con la región -200 personas fallecieron en 13 días de contienda-, un grupo de arqueólogos ha descubierto los cuerpos de un adulto, un adolescente y un bebé en la histórica misión convertida hoy en atracción turística.
Los restos aparecieron en la Sala de Entierro de los Monjes y la Iglesia de la Nave de El Álamo mientras los trabajadores estaban examinando las estructuras de 300 años de antigüedad del edificio en vistas de hacer una renovación e instalar equipos de monitoreo de la humedad, según explicaron la autoridades en un comunicado.
Si bien la excavación ha quedado parada, el anuncio se produce después de que los miembros de la Nación Tap Pilam Coalhuiltecan, una comunidad tribal de la región, presentasen una demanda el pasado septiembre para detener la renovación de $450 millones del santuario, que espera completarse en 2024.
Este no es el primer caso de restos hallados en la misión de El Álamo; en 1989 se encontraron otros que fueron identificados en 1995.
De acuerdo a la comunidad nativa, ellos deberían tener voz y voto en el futuro de la plaza de El Álamo y el complejo religioso, cuyas obras de remodelación urbanística se enmarcan dentro del plan «Reimaginar El Álamo» para dotar a esta zona de nuevos comercios e instalaciones, además de educar sobre la historia, y que fue impulsado por el republicano George P. Bush, comisionado de ordenación territorial de Texas, de origen latino y nieto del ex presidente.
«Este es un cementerio que merece protección bajo las leyes del estado de Texas», dijo Ramón Vásquez, representante de la tribu.
Asimismo, los Tap Pilam explicaron en un comunicado que el estado sólo divulgó información sobre los cuerpos descubiertos después de haber presentado una solicitud de registros abiertos.
«Ya habíamos sospechado que había restos hace dos semanas», dijo Vásquez, quien agregó que la tribu recibió un aviso anónimo sobre los hallazgos.
También exigen que se detenga la construcción de El Álamo Plaza hasta que los protocolos de los restos humanos sean ejecutados apropiadamente y los muertos enterrados en el Álamo sean honrados.
Este no es el primer caso de restos hallados en la misión de El Álamo; en 1989 se encontraron otros que fueron identificados en 1995.
En un reciente artículo publicado en Texas Scorecard, se señalaba que el proyecto de «reimaginación» de El Álamo no tiene que ver con la reparación del complejo, sino con desarrollar un «plató de cine» para el entretenimiento de los turistas que encubriría la verdadera historia, honrando a «criminales» como el general mexicano Santa Anna, que participó en la batalla de El Álamo.
La denuncia se enmarca en otra polémica sobre el pasado y futuro de El Álamo: los rumores de que George P. Bush planeaba erigir una estatua al general mexicano y que él mismo calificó hace un par de días de «pura mentira» y «totalmente racista», asegurando que semejante acusación se debía al origen mexicano de su madre.
«Uno debe preguntarse, ¿por qué estoy siendo acusado de honrar al asesino dictador Santa Anna?», escribió en Twitter. «¿Es porque mi madre (ahora ciudadana naturalizada) es de México? Nací en Houston, mi esposa es de San Angelo, y mis hijos nacieron aquí en Texas».
Más allá de la controversia, lo único totalmente cierto es que para hacer historia hay que desenterrarla y no construir sobre ella.