El electrocardiograma (ECG) es una de las pruebas más comunes, duraderas e importantes en todos los medicamentos. Es fácil de realizar, no invasivo, produce resultados de inmediato y es útil para diagnosticar docenas de afecciones cardíacas. El ECG ha adquirido aún más importancia últimamente porque un patrón de ECG en particular, llamado elevación del segmento ST, es una fuerte indicación de que se ha producido un ataque cardíaco grave, y hay más énfasis que nunca en el tratamiento de los ataques cardíacos lo antes posible. Un electrocardiograma no es necesariamente parte de un examen físico de rutina, pero si necesitas atención médica porque tienes dolor en el pecho, dificultad para respirar repentina e inexplicable u otros síntomas que sugieren un posible ataque cardíaco, es casi seguro que te harán un electrocardiograma.
El ECG es una lectura de los impulsos eléctricos en el corazón que activan el músculo cardíaco y su acción de bombeo de sangre. Doce electrodos colocados en la piel del pecho, los brazos y las piernas detectan esos impulsos desde varios puntos de vista. Parte de la razón por la que el ECG ha tenido tal poder de permanencia es que la salida es visual: un gráfico de líneas con picos y valles, no un flujo de números. Como resultado, la lectura de un ECG es una cuestión de reconocimiento de patrones, no de cómputo. Hay muchas permutaciones, pero alguien puede ser entrenado para reconocer los patrones más comunes con relativa rapidez.
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