Banal es un adjetivo que se aplica a circunstancias o personas corrientes. Lo banal es sinónimo de superficial o trivial.
Se tiene constancia de que el término pertenece al idioma francés y apareció en el contexto del feudalismo en el siglo Xlll para referirse a los servicios comunes que utilizaba el pueblo dentro de una propiedad de un señor feudal. Este origen ya determina su uso y sentido posterior.
Aplicado a una persona, se podría decir, por ejemplo, que el jefe tiene una conversación banal, lo cual significa que al comunicarse no aporta información de interés. Si lo aplicamos a una circunstancia, podría decirse, por ejemplo, que la jornada ha sido totalmente banal, haciendo referencia a que no ha sucedido nada que sea relevante.
El sustantivo que le corresponde es banalidad. La intrascendencia de banal implica que se utiliza despectivamente, dando a entender que se refiere a algo o alguien con muy poca o ninguna relevancia,ya que no tiene ningún interés que valga la pena reseñar.
La filósofa Hanna Arendt acuñó un concepto original, la banalidad del mal. Según esta pensadora del siglo XX, el mal no implica necesariamente perversión o actitud dañina, sino que está asociado a la normalidad. El hombre corriente, mediocre y gris es fácil que se deje arrastrar por la banalidad y ésta, al ser irreflexiva y manipulable, puede provocar el mal. Así, el mal deja de verse como algo cercano a una inteligencia perversa ( pensemos en la idea del diablo, muy malo y muy inteligente ) para entender el mal como una idea próxima a la normalidad.
Otra idea singular sobre lo banal aparece en un poema de Bukowski ( el genio de la multitud ). El poeta insiste en una idea: que el hombre corriente es banal en relación con el amor, pero la misma banalidad puede ser peligrosa a la hora de odiar.
Con los ejemplos de Arendt y Bukowski se aprecia que la apariencia de normalidad en lo banal, tiene un componente peligroso y que no es fácil detectarlo a primera vista.
Una actitud banal está normalmente relacionada con personas con escaso interés hacia lo que les rodea, prefiriendo las cosas simples y superficiales, porque no hace falta reflexionar sobre ellas. En esta línea,se dice que en la sociedad hay dosis importantes de banalidad, en el sentido de que hay una tendencia a no profundizar en nada y a conformarse con ideas y actitudes simples, enmarcadas en la normalidad de lo general.