Náuseas del embarazo de carácter grave (hiperémesis gravídica)

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(Severe Morning Sickness (Hyperemesis Gravidarum))

Durante el primer trimestre del embarazo, muchas mujeres experimentan episodios de náuseas y vómitos, conocidos como «náuseas del embarazo» o «vómitos matutinos».

A pesar de la segunda expresión, las náuseas y los vómitos pueden ocurrir en cualquier momento del día o de la noche. Suelen iniciarse alrededor de la sexta semana de embarazo, alcanzan su máxima expresión en torno a la novena semana y desparecen entre las semanas 16 y 18. Aunque resulten molestas, las náuseas del embarazo se consideran una parte normal de un embarazo sano.

Pero lo que no es normal es cuando las náuseas del embarazo son tan frecuentes e intensas que la mujer vomita de forma persistente varias veces al día, pierde peso y se deshidrata o corre el riesgo de deshidratarse.

Cuando esta afección relacionada con el embarazo no se trata, puede interferir considerablemente en la salud de la mujer y en las posibilidades de que su bebé se desarrolle con normalidad.

Sobre las náuseas del embarazo de carácter grave

La forma de expresar médicamente las náuseas del embarazo de carácter grave es «hiperémesis gravídica» (que significa «vómitos excesivos durante el embarazo»). Suele seguir una secuencia temporal similar a las náuseas del embarazo, aunque suele iniciase antes, entre la cuarta y la quinta semana y durar más tiempo.

A pesar de que algunas mujeres con náuseas del embrazo de carácter grave se encuentran mejor cuando concluye la primera mitad del embarazo (en torno a la vigésima semana), algunas las siguen experimentando durante todo el embarazo. A menudo, los síntomas pierden intensidad conforme va avanzando la gestación.

En la mayoría de las ocasiones, la hiperémesis gravídica ocurre durante el primer embarazo de una mujer. Lamentablemente, las mujeres que presentan esta afección en un embarazo son más proclives a volverla a presentar en embarazos posteriores.

Causas

No se conoce la causa exacta de la hiperémesis gravídica. Las investigaciones sugieren que esta afección podría estar relacionada con los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo. En concreto, una hormona denominada gonadotropina coriónica humana, o GCH, podría ser la culpable puesto que esta afección ocurre prioritariamente cuando las concentraciones de GCH son mayores en el cuerpo de la mujer.

La hiperémesis gravídica también podría ser hereditaria, ya que es más frecuente en las mujeres cuyas familiares cercanas (madres y hermanas) la han padecido.

Factores de riesgo

Hay ciertos factores que pueden aumentar las probabilidades de que una mujer presente hiperémesis gravídica durante el embarazo. Aparte de presentar antecedentes personales o familiares de esta afección, los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de padecerla:

  • embarazo múltiple (gemelos o mellizos)
  • antecedentes de mareo por movimiento o cinetosis
  • dolores de cabeza tipo migraña acompañados de náuseas o vómitos

Efectos

Las náuseas y vómitos propios de esta afección son tan intensos que pueden tener efectos nocivos tanto sobre la madre como sobre el bebé. La incapacidad de retener los alimentos tras la ingesta dificulta que una mujer satisfaga sus necesidades nutricionales. Consecuentemente, puede perder peso. Y la pérdida de líquidos, acompañada de la pérdida de jugos gástricos durante los vómitos, también puede provocar deshidratación y desequilibrios electrolíticos.

Si una mujer con hiperémesis gravídica no recibe tratamiento, esta afección puede provocarle muchas complicaciones, incluyendo la insuficiencia de algunos órganos y el parto prematuro del bebé.

Cuándo llamar al médico

Es importante llamar al médico inmediatamente si una mujer embarazada presenta cualquiera de los siguientes síntomas:

  • náuseas que persisten a lo largo de todo el día e imposibilitan la conducta de comer y/o beber
  • vómitos que ocurren tres o cuatro veces al día o incapacidad de retener cualquier alimento o bebida en el estómago
  • vómitos de color tirando a marrón o con sangre o vetas de sangre
  • pérdida de peso
  • desmayo, vértigo y/o pérdida del equilibrio
  • reducción de la cantidad de orina
  • aceleración de la frecuencia cardíaca
  • dolores de cabeza recurrentes
  • olor corporal desagradable o sabor frutado en la boca
  • fatiga extrema
  • confusión

Tratamiento

Aunque los tratamientos que se usan de forma habitual para tratar las náuseas del embarazo, como comer crackers o galletas saladas secas por la mañana o alimentarse siguiendo una dieta blanda, pueden recomendarse a las mujeres que padecen hiperémesis gravídica, es posible que no resulten eficaces debido a la gravedad de la afección.

El tratamiento médico puede incluir:

  • un breve período de ayuno por vía oral para que el sistema digestivo descanse
  • administración de líquidos por vía intravenosa (IV)
  • administración de suplementos vitamínicos y nutricionales

En caso necesario, la mujer puede también recibir medicación para frenar los vómitos, sea por vía oral o mediante un dispositivo IV. El médico puede recomendar ingerir alimentos como el jengibre y tomar suplementos de vitamina B6 para ayudar a aliviar las náuseas. Las siguientes medidas también pueden ayudar:

  • seguir una dieta blanda
  • hacer comidas poco copiosas y frecuentes
  • beber abundante líquido cuando no se tengan náuseas
  • evitar los alimentos especiados y grasos
  • consumir tentempiés de alto contenido proteico
  • evitar los estímulos sensoriales que actúan como desencadenantes de las náuseas

Asimismo, si una mujer se siente ansiosa o deprimida a consecuencia de esta afección, el hecho hablar con un terapeuta o asesor psicológico puede ayudarle a afrontar sus sentimientos.

Pronóstico

Con tratamiento, una mujer con hiperémesis gravídica puede sentirse mejor y recibir la nutrición que necesita para ayudarla y ayudar a su hijo a desarrollarse con normalidad. Y los cambios en el estilo de vida también pueden contribuir a minimizar las náuseas y vómitos y hacer del embarazo algo mucho más agradable.

Con el tiempo, los síntomas suelen mejorar y, por descontado, desaparecen completamente cuando se inicia el próximo y maravilloso viaje en la vida de la mujer: el hecho de ser madre./p>

Revisado por: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Fecha de revisión: abril de 2014

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