Es cierto. No debemos tolerar la intolerancia. Deberíamos cortarlo de raíz, establecer límites claros.
Si toleramos la intolerancia, se propaga: Racismo, sexismo, prejuicios de todo tipo, juzgamiento, negatividad, intolerancia, facciones enfrentándose y luchando: derecha contra izquierda, este fundamentalismo contra aquello.
Ojo por ojo deja ciego al mundo entero.
Para lograr una mayor armonía, todos debemos ser tolerantes. Excepción. Amar, escuchar, cuidarse mutuamente, respetar las opiniones de los demás, sean cuales sean.
Tenemos que acabar con la intolerancia.
Espero que escuchen la hipocresía, y espero que también suene cierta porque es—a ambos lados de la misma-la necesidad de ser tolerante y la necesidad de ser intolerante.
Me encantan las palabras sabias populares de dos caras. Hay muchos de ellos:
No sea negativo («no»es negativo)
No debe juzgar («no debería» es un juicio)
Comprométase a la flexibilidad
Los amo porque son divertidos, y es divertido ver a la gente pronunciarlos con singular seriedad, sin darse cuenta de que están hablando a ambos lados de la boca.
También me encantan porque hablar por ambos lados de la boca es en realidad el reflejo más verdadero del aprieto en el que estamos todos.
La tolerancia, el amor y la aceptación no son siempre la respuesta. Ni son sus opuestos: Intolerancia, mantener altos estándares, trazar límites claros.
Cuando nos enfrentamos directamente a la hipocresía, nos señala la pregunta práctica más verdadera, no si debemos ser tolerantes o intolerantes, sino cuándo debemos ser cuáles. ¿Qué tolerar, qué no tolerar?
La gente que no se da cuenta de la hipocresía no aprecia el aprieto en el que estamos todos y se cortan la holgura desmesurada. En el mejor de los casos, manejan el problema de manera inepta, en el peor de los casos de manera egoísta, diciéndole a la gente que no juzgue cuando se la critica y que no se dé cuenta de que está juzgando a los demás.
Decir verdades hipócritas como si no fueran hipócritas es licencia para hacer lo que uno quiera. Si uno ni siquiera puede ver la inconsistencia cuando las palabras están sentadas una al lado de la otra, significa que uno está dispuesto a definir las palabras de la manera que desee, la mayoría de las veces de manera egoísta. Pensar que estás siendo consistente al decir «sé intolerante a la intolerancia», frena el crecimiento para manejar el problema. Aquellos que no ven la hipocresía y el compromiso que implica para todos nosotros son de los que se dedican al juego de palabras para dejarse llevar cuando quieran:
No soy intolerante. Odio la intolerancia. Sólo digo lo que pienso.
No estás expresando tu opinión, me estás juzgando.
Ese tipo de cosas.
Creo que los dilemas morales son mucho más fundamentales que los principios morales. Por eso me encantan estas verdades hipócritas. Son los koans por los que vivir. Mantienen los dilemas en la vanguardia de nuestras mentes donde podemos lidiar con ellos de la manera más competente posible.
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