La cistinosis es la causa hereditaria más común del síndrome de Fanconi, una enfermedad tubular renal caracterizada por la incapacidad de los riñones para reabsorber electrolitos, aminoácidos, proteínas y glucosa de la orina. Esto conduce a la pérdida de grandes volúmenes de orina, sales, minerales y nutrientes. Las pruebas de laboratorio pueden revelar anomalías electrolíticas graves, como niveles bajos de potasio (hipopotasemia), fósforo bajo (hipofosfatemia) y bicarbonato bajo (acidosis metabólica). El síndrome de Fanconi conduce a un retraso en el crecimiento, sed excesiva (polidipsia), micción excesiva (poliuria) y huesos blandos (raquitismo). El tratamiento del síndrome de Fanconi requiere la sustitución de electrolitos perdidos como potasio, fósforo y bicarbonato.
Sin tratamiento, los niños con cistinosis progresan a insuficiencia renal terminal a una edad promedio de 8-10 años. Incluso con tratamiento, muchos niños desarrollan insuficiencia renal en la adolescencia. En el pasado, esto significaba la muerte. Hoy en día, los pacientes pueden ser tratados con diálisis y trasplante de riñón. Sin embargo, incluso con un trasplante, la enfermedad continúa afectando a todos los demás órganos del cuerpo.
La cistinosis causa insuficiencia de crecimiento y baja estatura. Muchos niños han experimentado vómitos, falta de apetito y dificultades para alimentarse. Muchos niños requieren sondas de alimentación. Las pérdidas renales de nutrientes y las anomalías metabólicas también contribuyen a los problemas de crecimiento. Muchos niños reciben tratamiento con hormonas de crecimiento.
La cistinosis causa enfermedad ósea, incluido raquitismo. Esto se debe en gran medida a las pérdidas urinarias de fósforo, calcio y vitamina D, y se mejora con la suplementación. El raquitismo puede manifestarse con la inclinación de las muñecas y las piernas. Muchos niños con cistinosis desarrollan rodillas dobladas (deformidad del valgo) que se puede corregir con cirugía moduladora del crecimiento. Las personas con cistinosis también tienen un mayor riesgo de fracturas óseas.
La cistinosis hace que se forme cristal de cistina en la córnea, lo que puede causar una sensibilidad a la luz grave (fotofobia) con entrecerrar los ojos (blefaroespasmo). También puede causar dolor y sensación de cuerpo extraño. Los pacientes también pueden desarrollar una enfermedad de la retina, que puede evolucionar a ceguera. La enfermedad ocular se trata con gotas para los ojos de cisteamina.
La cistinosis puede afectar a múltiples órganos endocrinos, como la tiroides, el páncreas y las gónadas. La enfermedad tiroidea se trata con reemplazo de hormona tiroidea. La enfermedad pancreática puede manifestarse en forma de diabetes mellitus y puede requerir tratamiento con insulina. La función gonadal y el desarrollo sexual suelen ser normales en las mujeres, con múltiples embarazos y partos exitosos notificados. La mayoría de los hombres, sin embargo, experimentarán pubertad tardía o incompleta, disminución del tamaño de los testículos y bajos niveles de testosterona. La testosterona se puede complementar. Todos los hombres tienen azoospermia, lo que significa que no hay espermatozoides en su semen, lo que lleva a la infertilidad. Se ha notificado la paternidad de un niño mediante aspiración percutánea de espermatozoides epididimales (PESA) seguida de inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI).
En la adolescencia y la edad adulta, la cistinosis causa enfermedad muscular (miopatía). La enfermedad puede provocar debilidad muscular y atrofia, y afecta predominantemente a las manos y los músculos utilizados para tragar. Esto puede llevar a un mayor riesgo de aspiración.
La cistinosis también afecta al sistema nervioso central. Los niños con cistinosis tienen inteligencia normal, pero algunos pueden tener deterioro de la memoria visual a corto plazo. Existe un mayor riesgo de hipertensión intracraneal, que se presenta con dolores de cabeza y papiledema. El papiledema es la hinchazón del nervio óptico y puede causar ceguera. Esta complicación puede ser detectada por un oftalmólogo con un examen de retina. También hay una mayor prevalencia de malformaciones de Chiari I en niños con cistinosis.