Gracias a la globalización de la gastronomía y a los avances de la cocina moderna, cada vez es más común encontrar en nuestras cocinas especias, alimentos o ingredientes exóticos procedentes de otros países. En nuestro día a día utilizamos en nuestras recetas multitud de alimentos no autóctonos. Es el caso de especias como la cúrcuma o el chile y alimentos como el aguacate o el mango. Y es que ya lo hemos normalizado, pero hace unos años, consumir estos alimentos hubiera sido una excentricidad.
El tamarindo es un buen ejemplo de ello. Se trata de un fruto recubierto con una vaina rígida y alargada dentro de la cual encontramos una pulpa rodeada por abundantes hebras. En el interior de la carne, contiene un hueso similar al de una aceituna. Este fruto, el Tamarindus indica, procede de un árboloriginario de África tropical del género Tamarindus y que tiene el mismo nombre.
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Video por Carla Dominguez
¿Cómo se consume el fruto del tamarindo?
La parte que se consume del fruto del tamarindo, y es la única, es la pulpa, que se utiliza como condimento en las cocinas asiática y latinoamericana. En los frutos maduros, estas pulpas aportan un sabor dulce, por lo que se utiliza en recetas de postres, bebidas, cócteles, mermeladas, tés y aperitivos. En cambio, cuando el fruto es joven, sus hebras aportan un sabor ácido útil para enriquecer y aportar sabor a numerosas recetas. Así, es común encontrarlo como especia en tiendas de la India –donde es parte de la dieta básica-, China y México.
En México y Centroamérica se utiliza para elaborar zumos, concentrados y refrescos, aunque también para preparar salsas picantes. En Asia, por ejemplo, se usa como ingrediente en la salsa inglesa o la salsa agridulce. Y en la India, se utiliza para preparar Sambhar (una sopa de verdura con especias) o Pulihora.
Este fruto no se utiliza en cocina solo por su sabor y propiedades nutricionales sino porque, además, tiene múltiples usos curativos útiles para trarar distintas enfermedades.
¿Qué propiedades tiene el tamarindo?
La pulpa del tamarindo tiene un alto contenido en tiamina, una vitamina que garantiza el funcionamiento del sistema digestivo y los nervios. Además, también es rico en vitamina A, vitamina B3 y vitamina C. Por otro lado, es muy rico en fibra, por lo que es útil para regular el tránsito intestinal y cumple la función de laxante natural. Pero, además, reduce las flatulencias, aumenta el apetito y reduce los dolores y problemas estomacales. Pero la cosa no acaba aquí. El tamarindo contiene grandes cantidades de potasio, que nos ayudan a mantener el tejido muscular y cuidar de nuestra salud cardiovascular; y hierro, encargado de transportar el oxígeno en la sangre.
Un gran aliado para cuidar de tu salud
Aplicado de forma tópica (por medio de ungüentos, compresas o baños) las hojas de tamarindo son útiles para calmar y tratar el escozor de las quemaduras. Para preparar esta cura, solo debes quemar una hoja de tamarindo colocándola sobre la tapa de una olla que esté al fuego. Cuando se queme, se deshará en cenizas que deberás mezclar con un aceite vegetal. Aplica este ungüento sobre la zona quemada y notarás alivio al instante.
Por otro lado, el té de tamarindo también es muy eficaz para bajar la fiebre y, además, es una solución perfecta para tratar la conjuntivitis y la sequedad en los ojos.
Aunque consumir tamarindo con regularidad puede ayudarnos a cuidar de nuestra salud a distintos niveles, es una muy buena idea incluirlo en la dieta de las personas mayores porque trata dolencias y enfermedades consecuencias de la edad.
Por ejemplo, el tamarindo es útil para cuidar y tratar las molestias en las articulaciones. Y es que se ha comprobado que sus flores, sus hojas y su pulpa ayudan a reducir dolores e inflamaciones en rodillas y tobillos. Por otro lado, distintos estudios han comprobado que el consumo regular de este fruto reduce los niveles de colesterol LDL (el colesterol malo) y la presión arterial.
¿Cómo puedo comer tamarindo?
Como te hemos dicho, el tamarindo tiene un delicioso sabor entre dulce y ácido, por lo que es un condimento perfecto para condimentar carnes. Este característico dulzor lo hace ideal para elaborar bebidas frescas –el agua de tamarindo es una de las favoritas en México–. A continuación, te sugerimos algunas ideas. ¡Toma nota!
Pollo con salsa de tamarindo
Si eres de las que le encanta el pollo pero eta cansada de prepararlo siempre del mismo modo, esta receta te va a interesar. Se trata de una salsa elaborada a base de tamarindo y zumo de naranja que enriquecerá tu plato. ¡Se convertirá en una de tus favoritas! Solo tienes que mezclar el zumo de naranja con un ajo y media botella de jugo de tamarindo. Con el tamarindo que sobre y con unas cuantas semillas, marina el pollo durante un par de horas. Puedes preparar la carne de la manera que más te guste, ¡lo importante es la salsa!
Salsa de chile de árbol de tamarindo para enriquecer cualquier receta
Olvida la salsa de mahonesa y la salsa de mostaza. Esta receta te va a encantar. Para prepararla, retira la cáscara de los tamarindos y hierve la fruta junto con los chiles de árbol en una olla con agua. Cuando hierva, baja el fuego y déjalo todo cocer durante 10 minutos. Cuando lo retires, retira los tamarindos y remueve las semillas y la pulpa. Tritúralo todo con una licuadora o batidora añadiendo un ajo y media taza de agua. ¡Y listo!
Tarugos, deliciosos dulces de tamarindo
¡Son unas deliciosas bolitas tipo bombón! Para prepararlas, debes hervir en agua la pulpa de tamarindo a fuego medio hasta que estén suaves. Después, hidratar 4 cucharadas de grenetina en 1 taza de agua. A continuación, añade una pizca de sal y otra de azúcar a la pulpa y funde la grenetina en el micrrondas hasta que sea líquida. Para terminar, mezcla las dos partes y déjalo enfriar en el refrigerador.