(Ramachandran, 2004)
Comencemos con este famoso experimento realizado por el neurocientífico V. S. Ramachandran y Edward Hubbard (Ramachandran y Hubbard, 2001). Preguntaron a estudiantes universitarios estadounidenses y hablantes de tamil en la India: «¿cuál de estas formas es bouba y cuál es kiki?»¿ Qué opinas?
¿Elegiste el derecho como «bouba» y el izquierdo como «Kiki»? Sí, tu instinto era correcto. del 95% al 98% de los sujetos respondieron de la misma manera que usted acaba de hacerlo (Ramachandran y Hubbard, 2001). Otro grupo de investigadores probó esta pregunta similar con niños pequeños. El hallazgo fue que las asociaciones de «kiki» a formas irregulares y de «bouba» a formas redondeadas eran consistentes incluso antes del desarrollo del lenguaje (Maurer et al., 2006). Estos resultados sugirieron que, independientemente de que los sujetos de prueba fueran hablantes de diferentes idiomas nativos o niños muy pequeños, las personas siempre pudieron hacer esta asociación.
Ramachandran y Hubbard razonaron que debido a la forma aguda de la forma visual, los sujetos tendían a mapear el nombre «kiki» en la figura izquierda, y debido al sonido auditivo redondeado, los sujetos tendían a mapear el nombre «bouba» en la figura derecha (Ramachandran y Hubbard, 2001). Otros investigadores han propuesto que tal vez este efecto ocurrió porque cuando dices «bouba», tu boca tiene una forma más redondeada, mientras que cuando dices «kiki», tu boca tiene una forma más angular (D’Onofrio, 2014). También se ha sugerido que este efecto Bouba-Kiki (efecto BK) podría ocurrir a través de mecanismos cognitivos similares a los que subyacen a la sinestesia (Ramachandran y Hubbard, 2001), el fenómeno en el que alguien experimenta sensaciones en una modalidad particular (audición, por ejemplo) cuando se estimula una modalidad diferente (ver un color en particular, por ejemplo). En resumen, una cosa en la que los científicos estuvieron de acuerdo fue que para que el efecto BK tuviera lugar, se produjo algún tipo de integración de formas y sonido en el cerebro (Spence y Deroy, 2013).
Todas estas explicaciones tenían sentido, ¿verdad? Pero después de aprender sobre todo el efecto BK en la clase del Dr. O’Toole, todavía tenía curiosidad sobre cómo y dónde sucedían estos procesos de integración en mi cerebro cuando seleccioné «bouba» en la figura derecha y «kiki» en la figura izquierda. Para investigar este fenómeno un paso más allá, dos neurocientíficos de la Universidad de la Sorbona en París publicaron su estudio utilizando imágenes de Resonancia Magnética funcional (fMRI) (Peiffer-Smadja y Cohen, 2019).
Estos investigadores tenían dos preguntas en mente. Pregunta #1: ¿se produjo esta integración de formas y sonidos en un nivel automático o controlado? En otras palabras, ¿mostrarían los participantes un efecto BK incluso cuando no se requiriera un juicio explícito sobre la coincidencia audiovisual? Pregunta # 2: ¿tuvo lugar esta integración en nuestras cortezas sensoriales o en nuestras regiones supramodales (áreas del cerebro que tienen funciones abstractas para más de un tipo de entrada sensorial)?
Para probar la primera pregunta, los investigadores diseñaron una tarea llamada Prueba de Asociación Implícita (TAI). El truco subyacente es que se supone que las respuestas son más rápidas y precisas cuando los conceptos están fuertemente asociados. En este caso, predeciríamos que la respuesta sería más rápida y precisa siempre que los sonidos «kiki» se emparejaran con formas puntiagudas (bloque congruente) que cuando los sonidos «kiki» se emparejaran con formas redondeadas (bloque incongruente).
Para cada ensayo, a los participantes se les presentó simultáneamente un pseudocordio y una forma. Los participantes en esta tarea se les pidió que decidieran si la pseudopalabras contenía el sonido «s» o el sonido «i». Luego tuvieron que decidir si la forma era redonda o puntiaguda. Como se anticipó, las respuestas fueron más rápidas y precisas en bloques congruentes que en bloques incongruentes. Este experimento fue un giro inteligente al experimento tradicional «BK». Aquí, a los participantes nunca se les preguntó explícitamente sobre la coincidencia de las formas y los sonidos. Sin embargo, la asociación de forma de sonido bouba-kiki tuvo un impacto en su comportamiento incluso cuando era irrelevante para la tarea. La persistencia del efecto BK incluso en este entorno sugirió que puede provenir, al menos en parte, de etapas perceptivas automáticas del procesamiento de estímulos, que se separaron de las influencias relacionadas con la atención y la tarea. El primer misterio se resolvió.
A continuación, utilizando la IRMF, los autores buscaban qué regiones cerebrales se activaban cuando los sujetos realizaban tareas implícitas de emparejamiento de BK. A los participantes simplemente se les pidió que prestaran atención a los estímulos visuales y auditivos cuando a veces los pares coincidían (bouba-redondo) y a veces los pares no coincidían (bouba-puntiagudo). Encontraron que el emparejamiento modal cruzado influyó en las activaciones en las cortezas auditivas y sensoriales visuales. Además, encontraron una mayor activación en la corteza prefrontal a estímulos no coincidentes que a estímulos coincidentes. Tomados en conjunto, cuando los pares coincidían, la corteza visual (donde la información visual es procesada por el cerebro) y la corteza auditiva (donde la información auditiva es procesada por el cerebro) mostraron más activación. Por el contrario, cuando los pares no coincidían, la corteza prefrontal mostraba más activación.
(Neuro4Kidz , 2018)
La corteza prefrontal es la parte frontal del lóbulo frontal y ha estado implicada en la planificación del comportamiento cognitivo, la expresión de la personalidad, la toma de decisiones y el comportamiento social (Yang y Raine, 2009).
(Broda-Bahm, 2013)
Entonces, ¿qué podríamos concluir de estos hallazgos? Los resultados indicaron que el emparejamiento de BK tuvo un efecto en las primeras etapas del procesamiento sensorial, mientras que el desajuste tuvo un efecto en las etapas posteriores del procesamiento supramodal. Como seguimiento, los autores plantearon la hipótesis de que el efecto BK transversal quizás estaba modulando los procesos ejecutivos (procesos necesarios para el control cognitivo del comportamiento) en la corteza prefrontal.
Tenga en cuenta que estas conclusiones deben tomarse como hallazgos preliminares. El problema común con el estudio de IRMF es que una estructura activa para una tarea no significa que sea crítica para la tarea. Por lo tanto, la única inferencia cierta que podemos hacer del estudio es que la activación prefrontal está relacionada con parte de los procesos de integración del efecto BK. En la literatura científica, los mecanismos involucrados en la integración multimodal no se comprenden bien (Peiffer-Smadja y Cohen, 2019). Durante cientos de años, hemos estado investigando cómo nuestro cerebro procesa la información sensorial. Y este efecto BK quizás ahora nos proporcione una ventana única para ver cómo nuestro cerebro combina toda esta información sensorial y crear una imagen coherente de cómo percibimos el mundo que nos rodea.
Broda-Bahm, K. (8 de abril de 2013). Banee la Bala (De Sus Diapositivas). Recuperado de Litigante Persuasivo: https://www.persuasivelitigator.com/2013/04/ban-the-bullet-from-your-slides.html
Neuro4Kidz . (2 de junio de 2018). Levanta el Lóbulo prefrontal. Recuperado del Medio: https://medium.com/@rohanpoosala/build-that-prefrontal-lobe-up-c72434186dfd
D’Onofrio A (2014) Detalle Fonético y Dimensionalidad en Correspondencias de forma sonora: Refinando el Paradigma Bouba-Kiki. 57:367-393.
Maurer D, Pathman T, Mondloch CJ (2006) The shape of boubas: correspondencias de forma de sonido en niños pequeños y adultos. 9:316-322.
Peiffer-Smadja N, Cohen L (2019) Las bases cerebrales del efecto bouba-kiki. NeuroImage 186: 679-689.
Ramachandran V, Hubbard E (2001) Sinestesia—Una Ventana a la Percepción, el Pensamiento y el Lenguaje.
Ramachandran VS (2004) Un breve recorrido por la conciencia humana: De los caniches impostores a los números morados. Nueva York, NY, EE.UU.: Pi Press, un sello de Pearson Technology Group.