La mayoría de las autoridades locales tienen equipos especializados de trabajadores sociales, que realizan intervenciones relacionadas con problemas específicos o con grupos de personas con determinadas particularidades. Por ejemplo, un trabajador social puede formar parte de un equipo especializado en:
- Protección de la infancia.
- Niños que han sido excluidos de la escuela.
- Personas diagnosticadas con problemas de salud mental.
- Personas con discapacidades físicas o de aprendizaje.
- Personas afectadas por el sida.
- Personas mayores.
Algunos trabajadores sociales se encargan de responder las peticiones de la gente que busca ayuda y luego las remiten al equipo de especialista adecuado. Las referencias también pueden provenir directamente de otros profesionales que trabajan con estos colectivos, tales como médicos, maestros o policías, así como tribunales de justicia.
La construcción de una relación de confianza con el usuario es una parte muy importante de la labor de estos profesionales. El trabajador social debe conocer muy bien la situación del usuario y tomar decisiones en base a un análisis cuidadoso de toda la información de la que disponen.
Es importante destacar que los sistemas de asistencia social a colectivos cuentan con sistemas de derivación de recursos muy completos. Esto quiere decir que las entidades están en continua comunicación para ofrecer una atención especializada y derivan a los usuarios hacia los recursos más adecuados según sus necesidades personales.
Por ejemplo, la Ley de protección de la infancia otorga a los trabajadores sociales la responsabilidad legal de proteger a los niños en riesgo de «daño significativo» (término legal). Si un trabajador social determina que existe un riesgo de daño significativo, tiene el poder legal de retirar al niño de su hogar o de otra situación en la se considere que el niño está en situación riesgo.
La decisión de retirar al niño del hogar tiene un impacto muy grande en todos los involucrados, por lo que resulta vital que el trabajador social esté seguro de que ha tomado la decisión correcta, basándose en su conocimiento del caso y en una investigación profunda de todos los factores involucrados.
Por ejemplo, un trabajador social puede hablar con los maestros del niño para obtener más información sobre la vida familiar del niño, incluyendo la familia directa o cualquier otro adulto que tenga la responsabilidad de cuidar al niño. A continuación, puede decidir entrevistarse con el niño en la escuela, en presencia de un padre o cuidador (pero nunca ante la persona que es sospechosa de perjudicar al niño).
Si el trabajador social decide que el niño está en riesgo, debe informar a la policía local, mientras el equipo de trabajo social inicia una investigación completa sobre la «protección infantil».
Para llegar a una decisión final, los trabajadores sociales deben trabajar en estrecha colaboración con otros profesionales, por ejemplo, la policía y personal médico, que puede examinar al niño para encontrar pruebas de abuso o negligencia.
A veces, los trabajadores sociales domiciliarios están presentes durante los interrogatorios policiales de jóvenes que han estado en conflicto con la ley. En estos casos, se encargan de la redacción de informes para su uso en los tribunales, o, si se requiere, también pueden comparecer en el tribunal para prestar declaración.
Un trabajador social que trabaja con ancianos debe coordinar paquetes de atención que ayudan a las personas a seguir viviendo de forma independiente en su propia casa. Esto podría incluir coordinar la atención recibida por los asistentes de atención domiciliaria, las enfermeras del distrito y los repartidores de comida caliente, por ejemplo.