Con origen en el término latino schema, un esquema es la representación gráfica o simbólica de cosas materiales o inmateriales. Por ejemplo: «El arquitecto ha presentado un esquema de la construcción» o «Este es el esquema de nuestra organización».
Por otra parte, un esquema es una idea o concepto que alguien tiene de algo y que condiciona su comportamiento («Mi esquema me impide aceptar este tipo de trabajo»).
El concepto de esquema también se utiliza para referirse al resumen de un escrito, discurso o teoría, que atiende solo a sus líneas o caracteres más significativos («He realizado un esquema de su presentación»).
Un esquema conceptual es un sistema de ideas, un conjunto organizado de conceptos universales que permiten una aproximación a un objeto particular. Se trata de un paquete teórico abierto que puede ser puesto a prueba en la vida cotidiana.
En el ámbito de la enseñanza, el esquema es una técnica muy adecuada para estudiar y memorizar los temas nuevos, ya que nos da la posibilidad de asociar ideas y relacionarlas entre ellas para dar lugar a una clasificación ordenada que facilite su comprensión. Hacer un esquema también requiere el aprendizaje de ciertas técnicas y, por supuesto, la práctica, pero es una apuesta que nos devuelve el esfuerzo con creces a lo largo de la vida académica.
Antes de comenzar a realizar el esquema propiamente dicho debemos leer el texto fuente con la mayor atención posible, para comprenderlo en profundidad y de este modo detectar esas divisiones «invisibles» que nos permitan descomponerlo en muchas partes. Subrayar las frases que nos parezcan más relevantes es un muy buen consejo; puede tratarse de palabras individuales o incluso de oraciones completas, siempre que las consideremos claves para la comprensión del tema.
El objetivo de esta inspección minuciosa es reconocer la estructura, el esqueleto, porque es en base a él que podremos construir el esquema. Podemos establecer una analogía con la cimentación de un edificio, el grupo de elementos de su estructura sobre los cuales apoyaremos los más superficiales: ambas partes son igualmente importantes, ya que sin una base sólida no puede existir un exterior bien acabado, pero nunca deberíamos empezar por este último.
Una vez que tenemos todos los elementos bien diferenciados, debemos agruparlos en categorías que vayan desde el mayor grado de generalidad hacia el menor; por ejemplo: Tema, Ideas principales, Ideas secundarias, Detalles, etcétera. Cada peldaño debe servir para expandir las ideas planteadas en el que se encuentra directamente por encima de él. Si pensamos en un documento que relata la historia de los ordenadores, podemos pensar que en el tema «periféricos» pueden figurar los «monitores» y los «teclados» en el mismo nivel, y que bajo cada uno de ellos habrá otras categorías, como ser «funciones» o «tipos».
La capacidad de síntesis es casi tan importante como la de comprensión del texto: el esquema debe consistir en una serie de puntos escuetos, construidos a partir de palabras claves o frases muy cortas interconectadas para que la lectura sea ágil.
Un esquema corporal es la conciencia o la representación mental del cuerpo y sus partes, con sus mecanismos y posibilidades de movimiento, como medio de comunicación con uno mismo y con el entorno. El buen desarrollo del esquema corporal supone una buena evolución de la motricidad, de la percepción espacial y temporal, y de la afectividad.
El conocimiento adecuado del cuerpo incluye a la imagen corporal y al concepto corporal, que pueden ser desarrollados mediante actividades que favorezcan el conocimiento del cuerpo como un todo, el conocimiento del cuerpo segmentado, el control de los movimientos globales y segmentados, el equilibrio estático, el equilibrio dinámico y la expresión corporal armónica.