Una nueva dirección para el psicoanálisis
Sigmund Freud trabajó principalmente con adultos, ayudándoles a reconstruir sus primeros años a través de las huellas que quedaban después de que la represión había entrado en vigor.
Por el contrario, Anna Freud estaba principalmente interesada en trabajar con niños.
Varios psicoanalistas habían experimentado con el análisis de niños antes de Anna Freud. La primera psicoanalista infantil practicante fue Hermine von Hug-Hellmuth, quien publicó un artículo sobre «Terapia de juego» en 1913. Carl Jung, Lou Andreas-Salomé y Sándor Ferenczi habían trabajado con niños.
Pero fue Anna Freud quien primero sistematizó y refinó el psicoanálisis infantil en una forma distinta de terapia.
El método de análisis infantil de Anna Freud
Anna Freud pensó que el análisis infantil debería atenerse a las teorías básicas del psicoanálisis, pero debería ser distinto como modo de terapia.
Argumentó que los niños solo deben analizarse cuando alcanzan el período de latencia, que comienza alrededor de los seis años de edad. Antes de eso, pensó que lo mejor era centrarse en el entorno del niño para apoyar su desarrollo psicosexual y emocional, y evitar que la neurosis arraigara.
Anna Freud hizo hincapié en la importancia de establecer una fuerte alianza terapéutica con los pacientes infantiles. Era sensible al hecho de que, a diferencia de los adultos, que por lo general buscan análisis voluntariamente, este es rara vez el caso de los niños. Esta etapa preliminar tenía la intención de atraer la atención y la confianza de los niños antes de realizar cualquier terapia con ellos.
Un principio fundamental de la obra de Anna Freud es que cada niño debe ser reconocido como persona por derecho propio. Estaba interesada en crear una alianza terapéutica de acuerdo con las necesidades específicas de cada niño. En un caso, ayudó a un niño a escribir sus historias. En otro, tejió ropa para una muñeca de niña.
Anna Freud casi nunca usaba un sofá psicoanalítico cuando trabajaba con niños.
Reconoció que los niños luchan por mantenerse quietos y centrados, y que solo se podía esperar que participaran en la libre asociación en una medida muy limitada. En cambio, permitió que sus pacientes infantiles se movieran con total libertad en la sala de tratamiento: ¡si un niño se movía en la alfombra, ella haría lo mismo!
También hizo materiales de dibujo fácilmente disponibles, y alentó a los niños a usarlos. Estos dibujos se consideraban medios de expresión importantes, tan significativos como la palabra hablada.